miércoles, 20 de junio de 2007

Pasa la gorra



Hinchas famosos y del tablón anuncian que pondrían plata para que Riquelme se quede. Y Boca y Román tienen una estrategia. "Hay que esperar", abre la puerta Orlando Salvestrini...

Es imposible". ¿Realidad o estrategia? ¿Los pies sobre la tierra o una postura para evitar que vuelen las ilusiones? Mauricio Macri siempre contesta lo mismo cuando le preguntan si Juan Román Riquelme puede seguir en Boca en la segunda mitad del año. Habla de temblores al momento de firmar, de cifras de otro planeta, de riesgos que la economía del club no puede tomar. El 10 también habla de despedida, de sus últimas horas en la institución, y prefiere no hablar para no incentivar un nuevo esfuerzo como el que Boca ya hizo a principios de año hasta romper el mercado. Pero la verdad, ¿es imposible?

No, la respuesta es así de sencilla. No es imposible que Riquelme siga en Boca. "La realidad es que si dependiera de él y de nosotros, como de los hinchas, Román se quedaría en Boca. Pero por ahora hay que esperar". El que habla es Orlando Salvestrini, el dirigente que suele encargarse de la ingeniería financiera en las operaciones más complejas. ¿Qué hay que esperar? "Que cierren los libros de pases en Europa. La realidad es que Riquelme tiene un contrato caro y la gente del Villarreal seguramente va a querer ubicarlo. Ofertas, después del nivel que mostró en Boca, no le van a faltar", aclara Salvestrini. Dependerá, entonces, de la voluntad de Riquelme. El jugador se presentará en Villarreal para no faltar a su contrato, pero con Pellegrini no tiene cabida y difícilmente acepte algún destino exótico, más allá de los millones que le ofrezcan (ver página 9). De hecho, su vínculo con la institución española sigue vigente, con lo cual no tiene por qué irse a lugares donde no esté cómodo.

"Si Villarreal no consigue ubicarlo, nosotros nos acercaremos. Pero por ahora no podemos competir", dice el dirigente, poniendo en evidencia cuál es la estrategia de Boca en el caso. Boca cuenta a su favor con una carta ganadora, quizá la más importante: la voluntad de Riquelme. "Nunca lo vi tan feliz y tan enchufado", coincide Salvestrini con el resto de los que conviven a diario con el estratega del equipo. Román está más maduro y disfruta mucho más de este presente que de sus primeros años en Boca. Parece liberado de presiones, comprometido con el objetivo, dispuesto a agradecer en la cancha todo lo que recibe desde las tribunas. "Yo deseo que éste no sea su último partido. Y ese deseo es el de toda la gente de Boca, y él te va a decir lo mismo. Pero por ahora hay que esperar. Tenemos la final por delante, después veremos", comenta Miguel Angel Russo.

Boca es, sin dudas, su lugar en el mundo. La verdad, ¿cuántos tipos le dirían que no al Manchester? El se lo dijo a Alex Ferguson, cuando fue a buscarlo personalmente hace un año. Las circunstancias no cambiaron: desde que llegó, el 10 insiste con que es Villarreal o Boca. Y si Villarreal no es... La posición de Boca tiene su aliado en el tiempo. Si los días pasan y Román sigue sin club, Macri & Cía. podrán negociar, contrarreloj, mejores condiciones que los 4 millones limpios que vale el año de Román según lo que tiene firmado. Para los españoles será eso o nada. Eso o pagarle el contrato pero sin contraprestación, porque la situación con Pellegrini es irreconciliable.

¿Imposible? Ciertamente no parece. Menos en este caso. Nada es imposible.

1 Topos Gigios:

Anónimo dijo...

MACRI es el proyecto privatizador y autoritario. Es el proyecto de López Murfy (ese que fue Ministro de Economía en la época de De la Rúa y duró una semana, ese López Murfy que dijo que la Universidad no tenía que ser gratuita). Es también el proyecto de Sosbich (ese gobernador neuquino), es el proyecto del ex ingeniero Bloomberg. Es el proyecto de las escuelas charter y el de la Organización Mundial de Comercio.
De burbujas de colores ya vivimos en la época de Menem.
Y a no confundirse: que el equipo de Boca sea bueno tiene que ver con el técnico, no con el administrador del club. Basta de burbujas de colores que después será tarde.