lunes, 16 de abril de 2007

En el duelo de "diferentes", Román fue mucho más que el capitán de River



El 10 de Boca fue el armador de la gran jugada colectiva del gol de Ledesma. Belluschi, más apagado, sigue lejos de su mejor versión.

Riquelme ama la cumbia y Belluschi es del palo del rock. El de Boca ya puso los pies en Europa y en un Mundial, en tanto que el de River va en camino. Román tiene la 10 y es un gran conductor, Belluschi no usa ese número ni se las da de armador. En apariencia, no tienen nada en común, salvo lo de jugar bien al fútbol.

Igual, en este superclásico número 180, la gran diferencia entre ellos fue otra: a Riquelme sí que valió la pena verlo jugar...

Los que fueron a mirar a Román se llevaron en sus retinas casi su mejor versión. Porque Riquelme deslumbró. Impactó. Brilló. No se equivocó. Y, como buen conductor, condujo a Boca hacia un gran primer tiempo. Y, como eximio armador, armó la jugada de un gran gol.

Los 3.000 hinchas de River —no fueron muchísimos más porque Boca no les dio más entradas— pagaron, entre otras cosas, para verlo a Belluschi... No porque el 8 y capitán estuviese jugando bien últimamente, sino para ver cómo rendía ante Boca, un rival ante el cual siempre se agranda.

Pero, ayer otra vez, River se quedó con las ganas de tener al mejor Belluschi, ése que no viene siendo desequilibrante. Ese que participó esporádicamente del juego y no encaró casi nunca con decisión hacia el arco. Ese que, en el segundo tiempo, se mostró más activo y con mayor actitud, pero que siguió sin abastecer a su equipo.

Riquelme, al revés: arrancó hecho un avión y fue perdiendo altura, tal vez por el desgaste físico. De movida, la jugada del gol, aunque se dio en La Boca, merece el título de monumental. Porque a la salida de un tiro libre, la metió al medio para Ledesma, Palermo se la devolvió a Román y, todo de primera, el 10 inventó un pase delicioso para Ledesma.

Fue tan linda la jugada que Riquelme se fue a festejar como loco malo hacia el rincón opuesto al del resto. "Hacía mucho que no se veía jugar a un equipo como lo hicimos en el primer tiempo —dijo luego Riquelme—. Boca merecía el triunfo, pero ningún equipo del mundo puede jugar así los 90 minutos".

Pero mientras Belluschi no encontraba la pelota —claro, Román parecía tenerla atada,el de Boca no se quedó en esa jugada. Hizo amonestar a Ahumada y a Augusto, probó desde afuera pero no pudo con Carrizo y dejó solo a Palermo en dos ocasiones...

Belluschi creció en el segundo tiempo, pero nunca fue el Belluuuschiii de las ovaciones. Se comprometió más en el juego y hasta pudo convertir, cuando tras recibir de Galván giró y remató al lado del palo. Cuando al final lo reemplazó Abelairas, sus oídos quedaron a salvo de insultos y hasta bajaron aplausos para él.

En pocas palabras, en el duelo de diferentes, Riquelme jugó más que Belluschi...

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