sábado, 14 de abril de 2007

El apasionante romance entre Riquelme y el clásico

Román volverá a un Boca-River después de cinco años y medio. Su historia en el derby tiene todos los condimentos de una película. Desde su debut reemplazando al más grande hasta el caño a Yepes




Luego de un paréntesis de cinco años y medio, Juan Román Riquelme, uno de los máximos ídolos en la historia reciente de Boca, jugará su duodécimo superclásico, un encuentro que para el volante y para toda la familia “xeneize” encierra recuerdos tan especiales como excitantes.

El choque del domingo ante el tradicional rival de toda la vida marcará el regreso de una figura destacada en el historial general de la última década, en la cual tuvo actuaciones destacadas en once cotejos.

El último superclásico oficial de Riquelme contra River fue en el Torneo Apertura 2001, cuando en el estadio Monumental empataron 1 a 1.

Desde ese momento, el choque entre los equipos más populares del medio local tuvo diez ediciones en torneos locales y dos choques en Copa Libertadores (2004) que no tuvieron al ídolo entre sus protagonistas.

Riquelme es junto a Martín Palermo y Guillermo Barros Schelotto, uno de los mayores referentes de este plantel con historia en el clásico más importante del fútbol argentino.

El ex jugador del Barcelona y el Villarreal de España jugó once superclásicos de los cuales ganó cuatro, empató cinco y solo perdió dos, y en esas presentaciones convirtió tres goles.

Su último Boca-River no pudo jugarlo --Torneo Clausura 2002-- ya que se había lesionado durante la semana previa en un partido de Copa Libertadores. Ese día, Román sufrió desde la boca del túnel local, la goleada por 3 a 0 que le propinó River a su equipo en La Bombonera.

El debut en el superclásico no pudo ser más emblemático: el 26 de octubre de 1997 fue el reemplazante al inicio del segundo tiempo de Diego Maradona, quien sin saberlo ese día jugó su último partido oficial.

A partir de ese momento bisagra, Riquelme comenzó a tejer su propia historia en este choque y escribir además páginas de gloria con la casaca auriazul.

Desde entonces fue parte del equipo que construyó una racha invicta de cuatro partidos en el superclásico con tres triunfos y un empate durante las temporadas 1997/1998 y 1998/1999.

Luego de la derrota en el estadio Monumental del Apertura 1999 (2-0), jugó en torneos de AFA cuatro clásicos más con tres empates y un triunfo inolvidable por 3 a 0 en el Clausura 2001.

En esa tarde inolvidable, Román jugó un partido fantástico y fue el autor del segundo gol de los "xeneizes", un tanto que desató un nuevo festejo del volante usando las manos como orejas gigantes la mejor estilo "Topo Gigio", el recordado personaje televisivo de la década del setenta.

Ese fue el último de los tres goles que le hizo a River, equipo que siempre lo sufrió en partidos claves, ya que los dos restantes fueron en la Libertadores 2000.

En esa edición, Boca y River se encontraron en las instancias de cuartos de final, y si bien en el primer choque en el Monumental, el local ganó 2 a 1, el ex capitán de la selección nacional convirtió el tanto de la visita, fue en el desquite donde el pueblo de Boca se quedó disfónico con un tanto marcado por el "Diez".

El 24 de mayo, la Bombonera fue una cita idílica para sus hinchas que fueron testigos de la eliminación del eterno rival con una goleada inolvidable, 3 a 0, y con el segundo tanto marcado por Román.



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