Un viaje de ida ¿y vuelta? (Olé)

Ya se fue. De humor, ya firmó autógrafos, muchos, anoche antes de partir. Ya está en España. Ya se vuelve a poner la ropa de entrenamiento del Villarreal, aunque lo hará a reglamento porque su deseo deportivo es seguir en Boca, jugar el Mundial de Clubes. Pero como tiene contrato allá por dos años, anoche Juan Román Riquelme dejó Buenos Aires en el vuelo 6844 de Iberia. La dejó después de que el presidente de su club, Fernando Roig, le mandara un mensaje en una conferencia preparada para hablar especialmente de él (ver aparte). Una forma de dejarle en claro que esta vez, a diferencia de lo que pasó en el verano, no se saldrá con la suya de estar en Japón cobrando muy buena plata y sin que el Villarreal reciba un peso extra por su pase (en el último semestre, Boca puso 1.500.000 euros para pagar su contrato). Dejándole en claro, como adelantó Olé, que esta vez no hay préstamo que valga. ¿Y entonces? ¿Imposible que se quede el 10, teniendo en cuenta que Macri ya dijo que no pueden comprarlo? Difícil, pronóstico reservado, pero en Boca no se dan por vencidos más allá de la política del Villarreal, de la que ya estaban alertados.

Ahora, ¿qué hace Boca en este momento, frente a esta situación conflictiva y cuando quedó más que en evidencia que el 10 es clave? Como primera medida, mañana lo va a inscribir cablegráficamente para tener una semana más de margen para negociar. Y después, de ser necesario, seguro, hará un pedido en AFA para que le den más tiempo (dan como ejemplo lo que pasó con Rosales en River), porque el libro de pases en España cierra el 31. Mientras Riquelme se presente mañana a entrenarse con el Villarreal, en Buenos Aires esperarán a ver qué pasos dan los representantes del jugador, Daniel Bolotnicoff y Marcos Franchi (viajó con él), con los españoles. Sí, pese a que la cuenta regresiva se va acortando, la idea es aguardar y no meterse, como pidió el 10.

El Villarreal no va a prestar a Riquelme, eso seguro. Es una cuestión de ego, de poder, de demostrarle al jugador que ellos son los que deciden. Y está dispuesto a tenerlo en el club pagándole 4.500.000 de euros por año, aun sin jugar, después de que Román rechazara ofertas de grandes clubes. Incluso el lunes le dijo no a una propuesta del Newcastle inglés. Ahora, ¿Riquelme estará dispuesto a quedarse allá sin proyectos, sin desafíos, parado a los 29 años? ¿Y Boca puede comprar el pase? En el club dicen que es imposible, pero aseguran que igual harán los esfuerzos necesarios para que haya un viaje de vuelta después del viaje de ida de ayer. Mucho dependerá, por ejemplo, de cuánto esté dispuesto a ceder Román en lo económico, si acepta ganar muuucho menos de lo que tiene firmado en el Submarino Amarillo. En el cuerpo técnico del club, más allá de esta coyuntura complicada, se muestran tranquilos y confiados en que habrá un final feliz; el mensaje es totalmente distinto del que llega de parte de la dirigencia, que repite que no hará locuras más allá del interés porque se quede.

Dinero hay en Boca, seguro. Por la ventas de Gago, del Cata Díaz. Mismo por la obtención de la Libertadores. Es más, ayer la FIFA anunció que se aumenta el premio para el Mundial de Clubes: el campeón recibirá cinco millones de dólares, uno más que el otro finalista. Y con Román en cancha, muchas más chances de ganar ese botín. Sin embargo, desde el club explican que no se pueden apartar del presupuesto previsto. Y por lo bajo alguno dice que se pediría una ayuda (¿en AFA?) para financiar un gasto fuera de lo común para el fútbol local.

La partida de ajedrez que se juega desde hace tiempo se puso muy difícil, más de lo previsto. Y está complicada. ¿Habrá milagro? Hay que seguir jugando.