domingo, 3 de junio de 2007

Al cementerio


El equipo de Russo tenía la gran chance de ubicarse a un punto de San Lorenzo, pero el Sabalero lo enterró en su estadio y le dio una gran mano al Ciclón. Grisales abrió el marcador, Boselli empató y Ramírez, a tres del cierre, anotó la victoria para el conjunto de Astrada y Hernán Díaz, dos bien identificados con River. El Xeneize quedó a cuatro del líder, con seis en juego.

Boca visitaba a Colón con la obligación de ganar para meterle presión a San Lorenzo, que había igualado con Argentinos. Un triunfo lo pondría a un punto del líder. Por eso Miguel Russo armó un equipo con una experimentada defensa, un mediocampo con habituales suplentes a excepción de Cardozo, y arriba una dupla de ataque que muchos desearían tener: Marioni y Boselli. Eso sí, por las dudas, en el banco esperaban Riquelme, Palermo y Palacio. Pavada de suplentes.

Ritmo lento en el comienzo con un leve predominio del Sabalero. Recién a los 14, llegó la primera de peligro: Barrado le pegó de zurda desde afuera y Migliore, bien ubicado, controló la pelota. Lentamente, la visita empezó a manejar los hilos del encuentro en un trámite parejo y a los 18 tuvo su oportunidad cuando el Cata Díaz envió un centro que Boselli no llegó a conectar.

Por momentos, el partido se encendía. Una mala salida del fondo del Xeneize derivó en un ataque que encabezó Enría. El delantero se escapó por la derecha y habilitó a Grisales, quien remató y exigió a una buena tapada de Migliore. Al toque, otra para Colón. El correntino Sand capturó un rebote y le dio al arco. La pelota pegó en Silvestre cuando tenía destino de gol.

A los 37, llegó la apertura del marcador. Pepe Sand desbordó y tiró un centro. Enría no llegó a conectar, pero sí Grisales. Remate a colocar y festejo del colombiano. Boca sintió el impacto. Se despertó. Avisó Boselli con un cabezazo pero se encontró con un Tombolini enorme. Pero un minuto antes de irse al descanso, la visita alcanzó la merecida igualdad. Dátolo le dio con alma y vida, el arquero rechazó y Boselli se tomó revancha. Un final frenético y a descansar.

En el arranque de la segunda parte, Boca salió más decidido. Se paró unos metros más adelante. Fue así que Battaglia pudo desnivelar a los 4 minutos con un remate desde media distancia. La pelota pasó cerca del travesaño. Igual, fue una acción aislada. El Xeneize estaba partido en dos y el equipo necesitaba un cambio. El cambio. Entonces, a los 10, Russo se decidió y le dio vida a Riquelme. Afuera, el irresoluto Cardozo.

Dentro de un panorama parejo, Boca se insinuaba más peligroso. Marioni se fue por la derecha y buscó a Boselli. Cuando éste se relamía, surgió Tombolini. Atrás, Colón daba muchas ventajas. Desde el banco llegaba un mensaje clarito: el empate no servía. Palacio entró por Dátolo y los visitantes tenían tres delanteros y a Román. Mientras tanto, Colón retrodecía y el patrimonio de la pelota era del equipo de Russo.

Sin embargo, no había chances claras. Promediando el segundo tiempo, Riquelme envió un centro envenenado que nadie supo capitalizar. Claro que de contra, Colón aprovechaba los espacios. Sand se sentía como pez en el agua, y el Cata Díaz lo sufría. Una falta del central derivó en un tiro libre que ejecutó Centurión. El tiro, bien colocado, provocó una gran atajada de Migliore. Respondió la visita. Centro de Román, cabezazo de Orteman que murió en las manos de Tombolini.

Boca iba. Ciego. Sin ideas. Seguía vivo por Migliore, la gran figura. El arquero estuvo fantástico en un mano a mano con Sand pero nada pudo hacer para evitar el segundo del Sabalero. El ex delantero de River, puso bien el cuerpo, se escapó y habilitó a Ramírez, quien minutos antes había ingresado por Enría. El punta no se equivocó y enterró las esperanzas del Xeneize. Colón le sacó el jugo a la desesperación de su rival y se llevó tres puntos de oro.

Boca quedó a cuatro de unidades de San Lorenzo, el puntero. Miguel Angel Russo puso todo lo que tenía, pero no alcanzó. Sus chances de pelear el Clausura se esfumaron en el mítico Cementerio de Los Elefantes. El jueves, en casa, ante Cúcuta, se juega la vida en la Copa Libertadores. Allí, no habrá lugar para el error.

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