sábado, 5 de mayo de 2007

El dueño del equipo



Más maduro, más compañero y cada vez más jugador, el 10 se hace eje en la cancha y en el vestuario. En Boca lo disfrutan.

No es casual que todos se rían bajo la lluvia al compás de las ocurrencias del líder. Porque así como los divierte a todos dentro de la cancha, también lo hace afuera. Esta versión más madura e inteligente de Juan Román Riquelme comprendió a la perfección el rol que le toca asumir en el equipo de Russo y lo lleva adelante a la perfección: es el máximo referente y se hace cargo. Hoy, sin ninguna duda, Romy es el dueño del equipo. Y no sólo a la hora de manejar la pelota. Porque, como lo destacan sus compañeros y el propio entrenador, es tanto o más importante lo que habla en el campo de juego, acomodando, aconsejando o retando a todos, en especial a los del medio.

Incluso, es la voz más escuchada dentro del vestuario. Por caso, cuando Guillermo anunció que se iba a Estados Unidos y se despidió del plantel, el primero que habló fue Román: "¿Cómo que no venís mañana? Tenés que venir al asado". Y el gran ídolo compartió el último almuerzo con sus compañeros. Los más jóvenes aprovechan su experiencia para consultarlo. "A veces me caga a pedos, je, je... Claro que yo me lo tomo bien porque me ayuda a crecer. Me marca dónde quiere que me ponga, que vuelva y pase enseguida la línea de la pelota, que esté atento a los relevos... Y eso es muy bueno para mí y también para el equipo", cuenta Ever Banega, el más chico del equipo. Es muy común ver en medio de los partidos a Riquelme dándole indicaciones a Ever, que lo tiene cerca.

Otra de las cosas que se hicieron costumbre desde la vuelta del 10 es una suerte de charla técnica antes de empezar los partidos o los segundos tiempos. Frente a Vélez, les tocó a Banega en la primera parte y a Palacio y Palermo en el entretiempo. "Es mejor este Riquelme que el del 2000. Hace todo más fácil y más tranquilo. Habla mucho. En el 98 era un chico que asumió una responsabilidad importante a partir de su talento. Pero hoy se hace cargo de esa responsabilidad agregándole la experiencia", explica el Loco, que lo conoce desde hace diez años. Y es verdad. Porque ahora, a diferencia de lo que sucedía en su primera etapa, sí entendió lo que representa. Un ejemplo: antes, salía del vestuario, agachaba la cabeza y se iba sin decir palabra. Ahora, sale y enfrenta los micrófonos sin drama, sabiendo que es el gran referente de este equipo y que su palabra es muy respetada.

"Es clave por su gran experiencia. Los que lo acompañamos en el medio somos jóvenes, entonces el nos da indicaciones, nos ubica, nos quita presión. Román es un referente único. Incluso, cuando la mano viene complicada, es el que pide la pelota y la tiene. Descomprime todas las urgencias del equipo", admite Pablo Ledesma.

Sus compañeros lo disfrutan y lo aprovechan. Russo sabe que dentro de la cancha tiene a un jugador muy inteligente que le maneja todo durante los partidos. Los hinchas están tranquilos porque tienen al as de espadas para soñar con ganar un título. Los rivales se preocupan y arman estrategias para anularlo. Porque es el distinto. Porque gana partidos. Porque volvió de Europa más maduro. Porque su palabra es escuchada. Porque supo hacerse cargo de su rol de referente. Por todo eso, Román es el dueño del equipo.

0 Topos Gigios: