viernes, 20 de abril de 2007

Todos los caminos conducen a Román

Basile, aunque no lo diga públicamente, siente que su Selección necesita un Riquelme. Los tiempos se acortan y espera un guiño para convocarlo

Así como se encandiló con el histórico gol maradoniano del más maradoniano de todos (Messi), también debe llenarse los ojos de fútbol con cada movimiento de Juan Román Riquelme. Del nuevo Riquelme, el del botín sensible y el del compromiso táctico, el asistidor de lujo y el que ordena todo con las palabras, el que volvió a ser (y hacer) feliz en la Argentina. El Coco Basile, lejos de haber sentido un desplante por aquel renunciamiento después del debut con Brasil, espera que el teléfono suene otra vez. Y que del otro lado, el jugador de Boca le diga que está listo para pegar la vuelta a la Selección. Ahí, el técnico le abrirá las puertas que nunca le había cerrado.

Basile lo espera y, fundamentalmente, lo necesita. Aunque antes del partido con España, en Murcia, en octubre, haya dicho que no iba a ser "tan estúpido de morir con el enganche", no piensa en dar el fútbol a torcer. Su Selección debe tener un conductor, algo que le faltó justamente en el opaco 0-0 contra Chile, en el debut del equipo local. Todos lo intentaron de a ratos, pero ninguno lo consiguió. Belluschi, en su disputa interna por volver a ser, peleó más de lo que jugó, aunque aportó guapeza. José Sosa mostró algunas perlitas al principio y desapareció. Ledesma, quien suele marcar los tiempos en San Lorenzo, arrancó bien hasta que empezó a sufrir con Valdivia. Y Montenegro, el Rolfi, estuvo más para el final que para la elaboración.

Basile, como nadie, sabe que hoy no tiene un enganche hecho y derecho (ni zurdo). Claro que Juan Sebastián Verón, puesto a jugar de volante por derecha, bien podría haber cumplido ese rol, al menos espiritualmente. Sin embargo, tampoco alcanzaría con la Brujita. Es más: el Coco estaría soñando un equipo con Verón a la derecha y con Riquelme en la conducción. "Claro que pueden jugar juntos", aseguró alguien del entorno del entrenador. Sus caminos tienen varios puntos en común. Los dos, en su momento, fueron señalados como los caballeros de las derrotas en los mundiales 2002 y 2006. Y los dos volvieron al fútbol argentino y demostraron que, precisamente, no estaban de vuelta. Al contrario. La Brujita fue la bandera de la epopeya de Estudiantes campeón y Román es el jugador más conmovedor del Clausura. Verón imaginaba que el Coco lo iba a usar como el mixto de un doble cinco ("como juego en Estudiantes"), pero el DT lo piensa como un ocho estratega, a lo Jota Jota López. Y si en algún momento hubo diferencias entre ellos, hoy pueden convivir sin problemas. Ambos necesitan una revancha celeste y blanca.

Ahora, para que los deseos del Coco se cumplan, hace falta que Román dé una señal. Nadie debería sorprenderse si alguien cercano a Basile lo tantea al "dueño" de Boca como para adelantar el llamadito del regreso. Y es lógico: faltan dos meses para la Copa América. Y si bien el ingreso de Román no cambiaría la estructura, debería sumar horas de entrenamiento, de lunes a miércoles en Ezeiza. El plantel se va el 20 ó 21 de junio a Venezuela (debuta el 28). En esa fecha, se estarán definiendo el torneo y la Copa, dos competencias en las que Boca puede llegar a estar vivo. Por eso, no sobra tiempo... Riquelme tiene el fútbol. Y la palabra.

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