miércoles, 11 de abril de 2007

Dos que tienen la llave del campeonato



Equipos-equipos hay tres en lucha. Pero Boca y Estudiantes tienen en Riquelme y Verón el plus individual que puede establecer la diferencia.

Cuando los bultos se empiezan a acomodar, en la búsqueda del perfil de los candidatos no se puede evitar el análisis de las individualidades. Damos la vida por el trabajo en equipo, por la columna vertebral, por la interacción entre ésta y el resto del conjunto. Sin eso no hay nada. Es un concepto universal, decíamos la última semana.

Pero también lo es la capacidad individual de los ejecutantes, los que reciben y a la vez devuelven ese trabajo y le dan otra vuelta de rosca a la producción general. Con talento, con contagio, con lo inesperado o impensado que logra el desequilibrio, la diferencia. Cuando la cosa es pareja, la individualidad define. Es el tipo que hace lo que no se trabaja en la semana, haciendo lo que ni su propio técnico espera.

Hablo del Pelé del 58 al 70; del Cruyff de Holanda 74; del Maradona del 86; del Di Stéfano de las cinco Copas de Europa. Salvando las distancias, en nuestro vapuleado fútbol actual hay sólo dos equipos con ese tipo de jugadores. Boca con Riquelme y Estudiantes con Verón. No volvieron para comer asados con los amigos ni para pasarla bien revisando sus cuentas bancarias, sino para ganar. Tienen hambre de gloria, porque no ganaron con la Selección. Román "echó barraca" con el Barcelona y Sebastián tiene lo suyo con el fútbol inglés y el italiano. Son veteranos-pibes con toda la motivación. Son los únicos tipos que por sí mismos pueden hacer que su equipo gane el título. O gana Riquelme o gana Verón.

En la última fecha eso quedó claro; y también que el Cuervo de Ramón (aunque uno nunca sabe...) puede ser un gran animador y candidato al gran logro del tercer puesto. Pero aquellos dos son la diferencia necesaria. Tratan de "che" a la pelota. Tienen una visión-lectura del juego en cada lugar de la cancha y son inteligentes para elegir la mejor jugada. Su percepción periférica es idéntica.

Ambos, como Diego, saben; y "sin ver", ven a su alrededor. Por eso dan el pase hacia donde no están mirando, eso que nos asombraba de Bochini. Llevado a la contratáctica, es lo que hace el gran defensor, el que juega contra la lógica y adivina la jugada porque también tiene visión periférica para defender. Sebastián y Román son la pausa necesaria en un fútbol de pases al contrario. La vorágine no los perturba, ellos disponen la velocidad del juego.

Me recuerdan al Bocha Maschio del Racing del 66. El vértigo era total, pero él ponía las cosas en orden y al fin jugábamos al ritmo que imponía... Riquelme y Verón definirán el campeonato. Claro, también sus acompañantes pondrán lo suyo, pero ellos serán los artífices de la vuelta olímpica. Que para eso volvieron. Seba ya dio una. Román quiere la del regreso.

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