Archivo:"Gran año 99` de Riquelme"

D. Clarín el lunes 22 de marzo de 1999.



ANÁLISIS
Riquelme, el mejor estratega

El adiós y la bienvenida. Juan Román Riquelme dejó de ser un proyecto para cruzar la barrera y transformarse en un auténtico crack. Abandonó, por portación de gambetas indescifrables, pisadas de pelota que lo emparentan con otros formidables pisadores, toque sutil, pegada certera, el rótulo de promesa. Ahora es un gran jugador en toda su dimensión. Por capacidad técnica y por inteligencia para imponer su talento en favor del equipo. Es su momento, el que lo eleva al de mejor conductor-organizador de nuestro fútbol. Es cierto, lo sostiene una organización sólida y solidaria a su alrededor, que le permite explotar su envidiable manejo del balón y le entrega las fórmulas para que pueda desplegar la riqueza de un superdotado en eso de amagar, tocar, descargar y arribar a la zona de definición. No es casual que convierta Riquelme y menos de cabeza, como en el primero. Riquelme utiliza toda la cancha, con ese tranco seguro, hasta cansino y va a resolver cuando intuye que puede. Y puede, mucho puede. Hasta embocar un golazo, el tercero de Boca, apuntando y estampando la pelota contra un palo.

Es un placer ver a Riquelme. Todo lo hace fácil, todo lo hace bien. Y con una frialdad que intimida a sus rivales. Y nunca apela al gesto demagógico, apenas si esboza alguna mueca, cuando le entran duro y mira al árbitro.

Pero no se queja ni sobra. Aunque, en cambio, denuncia su inocultable timidez incluso cuando es ovacionado incondicionalmente y apenas si levanta el brazo para responder a la tribuna.

Ya es una indiscutible realidad Riquelme: de arriba a abajo y por donde se le ponga la lupa. Este último envión personal, que se monta en el gran funcionamiento quedespliega el Boca de Bianchi, lo ubica a la cabeza en el lote de los mejores estrategas de nuestro fútbol. De los de antes y los de ahora. Y todo, Riquelme lo hace jugando.