viernes, 23 de marzo de 2007

¡Volvió la sonrisa Román!



El volante fue figura, jugó su mejor partido desde que regresó a Boca y se fue ovacionado: anotó el segundo tanto ante Toluca y reapareció en la red en un encuentro decisivo, cuando más se lo necesitaba

Es cierto que se pone contento cada vez que gana Boca; que disfruta más una asistencia para que festeje un compañero que un gol propio, pero anoche, antes que la lluvia domine Liniers, Juan Román Riquelme se sintió pleno y vivió ambas sensaciones. Porque no sólo dio un pase-gol, sino que además tuvo contacto con la red. Envió el centro que concluyó con el cabezazo de Jonatan Maidana y tocó corto al fondo del arco de Toluca tras un zurdazo de Palermo.

Fue su reencuentro con la red desde su regreso. Pero no fue lo único. Redondeó su mejor actuación de los últimos tiempos y justo en un partido muy importante para Boca, decisivo en sus aspiraciones para lograr la clasificación para los octavos de final de la Copa Toyota Libertadores. Se lo vio suelto, pero al mismo tiempo comprometido con el juego. Observó siempre al compañero mejor ubicado y marcó el ritmo del equipo de Miguel Angel Russo.

Antes del encuentro, Riquelme se abrazó con Ariel Rosada (surgió de las divisiones inferiores xeneizes) y con Américo Gallego. No fue una noche más: el último gol que había convertido en Boca por torneos internacionales había sido ante Palmeiras, en Brasil, por la semifinales de la Copa Libertadores 2001. Y por torneos locales, ante Unión (3-0), el 7 de abril de 2002, en la Bombonera.

Se asoció muy bien con Ever Banega, el volante que más parece entender su juego, y asistió un par de veces muy bien a Palermo, pero en ambas sancionaron incorrectamente la posición adelantada. Riquelme no se hizo problema: sonrió, como en el gol; sabía que si no fue en esa chance podía festejar en la siguiente. Hasta pudo hacer un gol de cabeza. En Liniers, fue ovacionado por los 30.000 espectadores que fueron testigos de otra noche victoriosa de Boca en la Copa Libertadores. Hasta Diego Maradona, ubicado en uno de los palcos, se contagió del clásico "Riqueeeeeelme, Riqueeeeeelme" .

En la segunda parte, Boca fue por más y, tras otra asistencia de Román, Boselli anotó un golazo de emboquillada. Controló el juego sin desesperarse. Como Riquelme. El ya había hecho su parte.

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