martes, 29 de mayo de 2007

Román entró para evitar que manchen su imagen



Los doctores Gustavo Liotta y Jorge Batista refutaron con dureza las acusaciones de su colega paraguayo contra Juan Román Riquelme.

Tan importante es Juan Román Riquelme que juega hasta cuando no juega. Surgió en el banco inesperadamente y provocó murmullos. Pero en el segundo tiempo sorprendió cuando Miguel Angel Russo decidió incluirlo en un partido que estaba definido. Las tribunas se alarmaron. ¿Por qué el técnico corrió el riesgo de poner a su mejor valor, ése al que había reservado para el partido del jueves con Cúcuta en Colombia? La respuesta estuvo en la conferencia de prensa. Todo Boca se preocupó por lavar la imagen del estratega después de las irregularidades que denunció el médico de Libertad en el control antidóping.

Román se había concentrado el viernes convencido de que solidificaría la unidad del grupo pero estaba previsto que ayer no jugara ni un minuto. No obstante, los dardos que llegaron de Asunción modificaron la decisión de Russo. Y el crack ingresó a los 28 minutos del complemento en lugar de Jesús Dátolo, más allá de esa fuerte contractura que puso en jaque su participación en la Copa Libertadores, al cabo la misma que generó las variadas especulaciones de los paraguayos.

Edgar Alcaraz, facultativo de Libertad, aseguró que su colega de Boca, Jorge Batista, no había hecho en tiempo y forma la aclaración de que había utilizado corticoides para infiltrar a Riquelme en la planilla. El médico paraguayo porfió que la presentación se hizo después y no antes del partido, como exige la Conmebol.

Ayer, antes del triunfo ante los jujeños, tres integrantes del Departamento Médico de Boca brindaron una conferencia de prensa con el objetivo de despejar las dudas que se produjeron en torno a esta situación. "Acá no podemos hablar de un caso de dóping. A lo sumo se trata de un problema administrativo, pero tampoco tuvimos un error en ese sentido", sostuvo Gustavo Liotta, jefe de esa dependencia. Y le dio paso a Batista, el doctor que viajó a Paraguay junto al equipo. "Hay elementos que están prohibidos y otros que pueden utilizarse si son debidamente aclarados en la planilla. Esta se hace antes de ir a la cancha y queda abierta por si es necesario realizar alguna infiltración en el entretiempo", afirmó Batista. Y añadió: "Presenté un recetario con la dosis que se le aplicó a Riquelme y el cuadro de su lesión. Es más: hoy también lo hice, ya que el tratamiento dura tres semanas." José María Veiga, otro de los médicos, aportó otro dato: "En la final de la Intercontinental 2001 tuvimos que infiltrar a (José María) Calvo y se agregó en la planilla."

Las suspicacias que desató Alcaraz desde Paraguay indignaron a los dirigentes de Boca, quienes están evaluando qué medidas tomar. "Esto no puede quedar así", dijo el vicepresidente, Pedro Pompilio, en diálogo con Clarín. Un rato antes, en la conferencia de prensa, Russo había adelantado que el club actuaría de manera drástica contra el médico guaraní (ver Qué se dijo).

Lo cierto es que Riquelme no pasó inadvertido. En el campo de juego, claro, no tuvo mucha participación. Jugó al trotecito, buscó a Martín Palermo, que también entró en el último tramo del segundo tiempo, quizá por aquella promesa que hizo cuando llegó, la de que lo iba a ayudar a ser el goleador del campeonato. Por supuesto, el ídolo no se exigió a fondo. Porque el principal objetivo es la Libertadores, ese torneo que no se quiere perder aunque esté en una pierna.

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