Archivo:LA CONSAGRACION DEL AÑO
ENTREVISTA del 16 de diciembre de 1999
Riquelme: "El dinero importa, pero no es todo"
Pasó de promesa a realidad, rescatando la vieja esencia del fútbol argentino: pisadas, gambetas, toque fino. Y no se quiere ir de Boca.
Detrás del crack fluyen rasgos de un hombre en plenitud. Que goza de la vida con libertad, enterrando viejas penurias, más allá de que en ciertas circunstancias él mismo se encierre en su silencio. Y quizás esto le suceda por esas cosas de la timidez, por su perfil subterráneo o su origen humilde. Lo cierto es que Juan Román Riquelme, aquel proyecto de fenómeno, hoy es el fútbol mismo. Explotó en su máxima expresión, logró consolidarse e ingresó en el club VIP al que sólo unos pocos elegidos tienen acceso. Este talento de 21 años puede ser tierno y brindarle todo su amor a la pequeña Florencia, su hija de 15 meses, cambiarle los pañales, prepararle la leche y hacerla dormir en su propio pecho inflado de orgullo. Y también puede ser enigmático y no dejarse seducir por pilas de dólares y contratos fabulosos. "Me quedaría toda la vida en Boca", confiesa su deseo el "10" bicampeón. Juan Román Riquelme, un crack consolidado. Un auténtico padre de familia. Un hombre maduro y feliz. Casi nada.
En esta nota se ve claramente la personalidad de Román, ya que muchas preguntas son sobre la vida personal. Comienza con varios elogios por los logros obtenidos recientemente.
Riquelme muestra una personalidad muy solidaria, ya que venía de acompañar a un amigo del hospital. También lo muestra como alguien poco materialista porque le preguntan sobre su contrato y una posible transferencia y dijo que en lo único que pensaba era en su familia y que la plata no es lo más importante, otra de las preguntas fue sobre su hija y la influencia que ella tiene en su vida, contestó que eso lo ayudó mucho, maduró como persona y jugador y se dio cuenta que el fútbol no es todo.
Riquelme: "El dinero importa, pero no es todo"
Pasó de promesa a realidad, rescatando la vieja esencia del fútbol argentino: pisadas, gambetas, toque fino. Y no se quiere ir de Boca.
Detrás del crack fluyen rasgos de un hombre en plenitud. Que goza de la vida con libertad, enterrando viejas penurias, más allá de que en ciertas circunstancias él mismo se encierre en su silencio. Y quizás esto le suceda por esas cosas de la timidez, por su perfil subterráneo o su origen humilde. Lo cierto es que Juan Román Riquelme, aquel proyecto de fenómeno, hoy es el fútbol mismo. Explotó en su máxima expresión, logró consolidarse e ingresó en el club VIP al que sólo unos pocos elegidos tienen acceso. Este talento de 21 años puede ser tierno y brindarle todo su amor a la pequeña Florencia, su hija de 15 meses, cambiarle los pañales, prepararle la leche y hacerla dormir en su propio pecho inflado de orgullo. Y también puede ser enigmático y no dejarse seducir por pilas de dólares y contratos fabulosos. "Me quedaría toda la vida en Boca", confiesa su deseo el "10" bicampeón. Juan Román Riquelme, un crack consolidado. Un auténtico padre de familia. Un hombre maduro y feliz. Casi nada.
En esta nota se ve claramente la personalidad de Román, ya que muchas preguntas son sobre la vida personal. Comienza con varios elogios por los logros obtenidos recientemente.
Riquelme muestra una personalidad muy solidaria, ya que venía de acompañar a un amigo del hospital. También lo muestra como alguien poco materialista porque le preguntan sobre su contrato y una posible transferencia y dijo que en lo único que pensaba era en su familia y que la plata no es lo más importante, otra de las preguntas fue sobre su hija y la influencia que ella tiene en su vida, contestó que eso lo ayudó mucho, maduró como persona y jugador y se dio cuenta que el fútbol no es todo.
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